Si has llegado hasta aquí y no sabes de qué va esto, pásate primero por aquí, para tener primero una visión de qué me llevó a tener que parar (un burnout como la copa de un pino) y qué he hecho para conseguir volver más reforzado.
Hace ya un tiempo que he vuelto a las trincheras, y creo que es justo que igual que conté por qué había tenido que parar, cuente un poco cómo ha sido todo el proceso para mí.
Por ello, en este post intento explicar qué he hecho durante este tiempo, qué me ha funcionado y qué no, para salir de mi situación de burnout extremo.
No nos engañemos, cuando escribí mi anterior post todavía llevaba muy poco tiempo inactivo, lo gracioso llegaría después, creédme.
En las películas nos suelen mostrar a los adictos con sudores, fiebre, deseando volver a consumir aquello que les causa la adicción… Pues, os puedo asegurar que cuando eres “adicto” al trabajo no tienes sudores ni fiebre pero sí un sentimiendo inmenso de culpabilidad, de indefensión y de nerviosismo por no poder seguir remando. Se te pasan por la cabeza un montón de cosas:
Una de las 🚩 más grandes que había detectado antes de parar eran mis sensaciones durantes los fines de semana. Te sientes fatal por no estar estudiando, practicando cualquier cosa o incluso trabajando. Es el miedo constante de quedarse atrás que nos perturba a muchos en esta profesión. Imaginad esa sensación x100 cuando estás obligado a parar por prescripción médica.
Se te cae el mundo encima. Es así. Inocente de mí pensaba que aquello sería cuestión de unas semanas, como mucho un par de meses. Nunca había parado más tiempo en toda mi vida laboral, ni por vacaciones ni por ningún otro motivo. Yo podía con todo.
No tuve que dar el paso de ir a terapia ya que era algo que venía haciendo desde hace mucho, al fin y al cabo, mi estado de salud no era algo nuevo sino algo que llevaba arrastrando muchos años.
Por una vez, todo el mundo se puso de acuerdo en el diagnóstico (tanto públicos como privados):
Esto no va a ser cosas de un mes ni dos, hazte a la idea.
Y entonces todas esas preguntas que te habían atormentado en el momento de parar, vuelven con más fuerza si cabe.
DISCLAIMER: En este apartado únicamente voy a contar lo que me funcionó a mí personalmente.
Cabe resaltar, que un punto fundamental es la periodicidad y constancia de la terapia. He ido a terapia tanto de forma privada (de forma muy muy frecuente) como en la sanidad, en esta última cada cuatro meses, no porque no necesitase más, sino en palabras de mi doctora, porque era imposible verme antes. Y aquí voy a ser claro, no sirve de nada que te vean cada cuatro meses. De absolutamente nada.
La terapia debe ser continuada porque los cambios emocionales (especialmente si estás bajo tratamiento) son continuos. He tenido la suerte de que me he podido permitir una atención privada en este sentido.
Se nos llena la boca hablando de salud mental, pero luego tardas 1 año en conseguir la primera cita y te pueden ver cada cuatro meses. Es lamentable.
Llegados hasta aquí, hemos acudido un montón de veces a terapia, estamos tomando una medicación que nos hace sentir mejor…empiezas a plantearte cosas… ¿estoy preparado para volver?
La respuesta es, depende. Se te presentarán preguntas cómo:
Para mí, estaba claro. El primer paso era aclarar la primera pregunta y para ello tracé un plan junto con los médicos que me trataban para probarme reduciendo paulatinamente la medicación. Seamos realistas:
Pero vale la pena. Una vez aclarada la primera pregunta, la única forma de responder la segunda era volver.
En el momento en que vi cercana la línea de meta me puse en contacto la empresa para intentar planificar mi vuelta, tanto a nivel personal, como la empresa a nivel de personal y/o estratégico.
No voy a negar que estaba muy nervioso las semanas antes de reincorporarme, nunca estás seguro de cómo va a reaccionar tu cuerpo ante una situación de “peligro” (y digo peligro porque la ansiedad es una reacción equivocada del cuerpo ante un peligro inexistente), hasta que te expones a él.
Ahora que ya llevo algún tiempo de vuelta, puedo sacar dos conclusiones claras:
Y esa es la clave, tenemos que ser conscientes de cómo somos, pero tenemos que aprender a sobrellevar las emociones y a gestionarlas de una forma saludable y sobretodo de una forma que no nos haga daño.
Estoy MUY FELIZ de haber vuelto. Y creo firmemente que he aprendido lo necesario para no tropezar de nuevo en la misma piedra.
Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias. Y si conoces a alguien que está en una situación parecida y crees que estas reflexiones pueden serle de ayuda, comparte este post con ella.
2024 salud
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