El momento de volver

Escrito por Alex Pérez el de 5 Septiembre de 2024

Si has llegado hasta aquí y no sabes de qué va esto, pásate primero por aquí, para tener primero una visión de qué me llevó a tener que parar (un burnout como la copa de un pino) y qué he hecho para conseguir volver más reforzado.

Hace ya un tiempo que he vuelto a las trincheras, y creo que es justo que igual que conté por qué había tenido que parar, cuente un poco cómo ha sido todo el proceso para mí.

Por ello, en este post intento explicar qué he hecho durante este tiempo, qué me ha funcionado y qué no, para salir de mi situación de burnout extremo.

Qué pasa si parar te hace sentir todavía peor

No nos engañemos, cuando escribí mi anterior post todavía llevaba muy poco tiempo inactivo, lo gracioso llegaría después, creédme.

En las películas nos suelen mostrar a los adictos con sudores, fiebre, deseando volver a consumir aquello que les causa la adicción… Pues, os puedo asegurar que cuando eres “adicto” al trabajo no tienes sudores ni fiebre pero sí un sentimiendo inmenso de culpabilidad, de indefensión y de nerviosismo por no poder seguir remando. Se te pasan por la cabeza un montón de cosas:

  • ¿Qué pensarán en la empresa de mí por haber parado?
  • ¿Estarán mis compañeros molestos conmigo por haberles dejado solos ante el peligro?
  • ¿Y si me quedo atrás respecto a mis compañeros?
  • ¿Estará fallando aquello en lo que he estado trabajando?

Una de las 🚩 más grandes que había detectado antes de parar eran mis sensaciones durantes los fines de semana. Te sientes fatal por no estar estudiando, practicando cualquier cosa o incluso trabajando. Es el miedo constante de quedarse atrás que nos perturba a muchos en esta profesión. Imaginad esa sensación x100 cuando estás obligado a parar por prescripción médica.

La dura realidad

Se te cae el mundo encima. Es así. Inocente de mí pensaba que aquello sería cuestión de unas semanas, como mucho un par de meses. Nunca había parado más tiempo en toda mi vida laboral, ni por vacaciones ni por ningún otro motivo. Yo podía con todo.

No tuve que dar el paso de ir a terapia ya que era algo que venía haciendo desde hace mucho, al fin y al cabo, mi estado de salud no era algo nuevo sino algo que llevaba arrastrando muchos años.

Por una vez, todo el mundo se puso de acuerdo en el diagnóstico (tanto públicos como privados):

Esto no va a ser cosas de un mes ni dos, hazte a la idea.

Y entonces todas esas preguntas que te habían atormentado en el momento de parar, vuelven con más fuerza si cabe.

El método

DISCLAIMER: En este apartado únicamente voy a contar lo que me funcionó a mí personalmente.

  • Acude a terapia. Todas las veces que te puedas permitir económicamente. Y todas las citas que puedas conseguir en la atención pública. Toda ayuda es poca.
  • Si te recetan algún fármaco, no tengas miedo y sigue las pautas de tu médico. No siempre se acierta a la primera, lo importante es la constancia.
  • Mentalízate que lo más importante para recuperarte, es afrontar el problema, sus causas, qué podemos hacer para mejorar nuestra situación etc.
  • Elimina (en la medida de lo posible) el foco principal de activación, es decir, aquello que te dispara las crisis. En mi caso se basó en una desconexión total y completa del trabajo acompañado de no consumir apenas nada relacionado con el mismo. Esta parte se llama desensibilización.
  • Busca cosas que te entretengan. Ojo, si te entretiene programar, puedes programar, pero intenta que no esté relacionado en absoluto con tu entorno laboral.

Cabe resaltar, que un punto fundamental es la periodicidad y constancia de la terapia. He ido a terapia tanto de forma privada (de forma muy muy frecuente) como en la sanidad, en esta última cada cuatro meses, no porque no necesitase más, sino en palabras de mi doctora, porque era imposible verme antes. Y aquí voy a ser claro, no sirve de nada que te vean cada cuatro meses. De absolutamente nada.

La terapia debe ser continuada porque los cambios emocionales (especialmente si estás bajo tratamiento) son continuos. He tenido la suerte de que me he podido permitir una atención privada en este sentido.

Se nos llena la boca hablando de salud mental, pero luego tardas 1 año en conseguir la primera cita y te pueden ver cada cuatro meses. Es lamentable.

La decisión

Llegados hasta aquí, hemos acudido un montón de veces a terapia, estamos tomando una medicación que nos hace sentir mejor…empiezas a plantearte cosas… ¿estoy preparado para volver?

La respuesta es, depende. Se te presentarán preguntas cómo:

  • ¿He mejorado realmente o es la medicación la que me ayuda a estar bien?
  • ¿Realmente he aprendido a enfrentarme a las situaciones que me causaban malestar?

Para mí, estaba claro. El primer paso era aclarar la primera pregunta y para ello tracé un plan junto con los médicos que me trataban para probarme reduciendo paulatinamente la medicación. Seamos realistas:

  • LLeva tiempo (aunque uno no lo quiera ver). Si un paso ves que te afecta más de lo que debería, vuelve atrás y reintenta más adelante.
  • Se pasa mal (o muy mal). Noches sin dormir, la piel otra vez hecha un cristo.. todo mal.
  • Sientes que has retrocedido en vez de avanzar.

Pero vale la pena. Una vez aclarada la primera pregunta, la única forma de responder la segunda era volver.

La reincorporación

En el momento en que vi cercana la línea de meta me puse en contacto la empresa para intentar planificar mi vuelta, tanto a nivel personal, como la empresa a nivel de personal y/o estratégico.

No voy a negar que estaba muy nervioso las semanas antes de reincorporarme, nunca estás seguro de cómo va a reaccionar tu cuerpo ante una situación de “peligro” (y digo peligro porque la ansiedad es una reacción equivocada del cuerpo ante un peligro inexistente), hasta que te expones a él.

Ahora que ya llevo algún tiempo de vuelta, puedo sacar dos conclusiones claras:

  • ¿Vivo totalmente tranquilo sin ninguna ansiedad y feliz como una perdiz? NO.
  • ¿Soy capaz de gestionar mis emociones de forma diferente a lo que lo habría hecho antes? SÍ.

Y esa es la clave, tenemos que ser conscientes de cómo somos, pero tenemos que aprender a sobrellevar las emociones y a gestionarlas de una forma saludable y sobretodo de una forma que no nos haga daño.

Estoy MUY FELIZ de haber vuelto. Y creo firmemente que he aprendido lo necesario para no tropezar de nuevo en la misma piedra.

Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias. Y si conoces a alguien que está en una situación parecida y crees que estas reflexiones pueden serle de ayuda, comparte este post con ella.

2024 salud

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